27 de octubre de 2008

Gusanos

Algunas veces nuestros propios miedos o inseguridades nos impiden que hagamos cosas que realmente deseamos hacer. Le damos vueltas y más vueltas a la cabeza pensando en si los demás actúan simplemente por cortesía, o si realmente están convencidos de lo que ofrecen. Se supone que eso, cuando dos personas se conocen bastante bien, no debería pasar. Tendríamos que ver enseguida si son sinceros o no. Pero sin duda, nuestra propia inseguridad nos enturbia el entendimiento, nos entra el miedo y respondemos contrariamente a lo que queremos. Creeremos en la otra persona porque queremos que sea así, pero el gusano de la desconfianza, las más de las veces infundada, conseguirá que declinemos cualquier oferta y nos quedemos con eso, con el regusto amargo de la duda.

Imagen: Dune.

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